|
|
"Cuando cada víspera de la
festividad del 8 de septiembre la Procesión de las Antorchas, con la
Virgen Niña en andas, recorren aquellos vecinos las calles de la villa,
pandas de mozos al frente, siendo quien vive esas horas, el milagro de la
unión de un pueblo en torno a sus tradiciones, y cómo el nuevo
día 8 llega con una aurora de fe, para proseguir hermanando en esa
ilusión de perpetuarlas." (Cantabria, de pueblo en pueblo, de Mann Sierra) |
La emotiva
procesión que recorre prácticamente las calles principales de la
villa, es seguida por la inmensidad de los visitantes que acuden a dar la
bienvenida a las fiestas con el tradicional chupinazo de su comienzo; y quienes
no la siguen se dejan seducir por el solemne paso de la talla y del largo y
contínuo devenir de la hilera de antorchas que incondicionales y
participantes de las peñas llevan torno a ella.
Para magnificar
aún más la vistosa procesión, se acompaña de la
Banda Municipal de Ampuero y grupos de música popular, que con sus
personales toques mantienen la atención del abundante público que
respetuoso presencia el paso de la patrona. Antes y despues del desfile, tras
la misa en honor a la Virgen Niña y en la iglesia de Santa María,
se canta a la patrona, se tiran fuegos artificiales y cohetes, y las campanas
repican como en ninguna otra ocasión el resto del año,
convirtiendo a todo el acto en una honda tradición que ha arraigado en
propios y forasteros.
|
Quien no conozca estas
festividades, y presencie los actos de la víspera, (para muchos los
más atractivos de las fiestas) puede intuír que vivirá
unas grandiosas fiestas, ya que a todo esto le precede "el Chupinazo" con el
lanzamiento de la bomba que dará por inauguradas oficialmente las
fiestas que en su totalidad durarán prácticamente las tres
primeras semanas del mes de Septiembre. El Chupinazo, que se celebra desde el 7 de septiembre 1979, al igual que en Pamplona se celebra desde el balcón del Ayuntamiento, y tambien al igual que en Pamplona, el público espera ansioso el lanzamiento de la bomba, que queda ensordecida por los gritos de alegría de los cientos de personas que abarrotan la calle del Ayuntamiento, y los más alejados, en segundo plano presencian tambien el llamativo acto. Momentos antes, las peñas que animarán las calles de la villa durante los cuatro ó cinco días que duran las fiestas en honor de la Vírgen Niña, se concentran bajo el balcón del Ayuntamiento, mezclando sus alegres sones con el júbilo del personal allí concentrado. El espactáculo es multicolor e intenso. En pocos minutos, la corporación municipal con su representante al frente saluda a todos los presentes, deseándoles unas felices fiestas y agradeciéndoles la presencia en tan esperadas fechas; tradicionalmente, se canta el himno de Ampuero, que cada vez acompañan más entusiastas de la villa, y tras unas palabras, el cohete sale disparado, y sin esperar a su estallido, todos los concentrados como uno sólo gritan de alegría, saltan, y riegan sus cabezas de champán ante una celebración que invita al regocijo. |
Las ferias, tómbolas y distintas atracciones que acuden a sabiendas de la afluencia de público que se da cita en Ampuero, otorga si se quiere más colorido, sobre todo a la tarde-noche, en la que masivamente acude gente sobre todo jóven a gozar de la noche en sí, con las verbenas que hasta altas horas actuan en la plaza y con los numerosos bares con música festiva que ofrecen al visitante cualquier demanda que desee.